La princesa de Cléves, de Madame de La Fayette.
Publicada en 1678, La princesa de Cléves está considerada la primera novela psicológica moderna. Se trata de una historia de amor irrealizable, en la que se muestran la vida interior, sentimientos, soledades, miedos...todas las expresiones ya sean positivas o negativas de la pasión y el verdadero amor. La princesa, protagonista de la obra, está casada con el señor de Cléves, a quien respeta y admira, pero del que no está enamorada. Poco a poco descubrirá que está enamorada del señor de Nemours. La princesa al verse en esta encrucijada amorosa, tomará la solución de sincerarse con su marido, lo que dará lugar a una sucesión de acontecimientos.
La novela, además de contarnos esta romántica historia, nos describe el apasionante ambiente político de la Europa del siglo XVI. El ambiente de la corte, reyes/reinas, duques, condestables, gentilehombres, marqueses, amantes varios/as...y un largo etcétera completan la obra. Al principio de la novela nos pone en el contexto de la época, citando a unos y otros personajes , lo que puede llevar a perderse al lector. Para hacernos una idea de cómo era la vida en la corte:
"el amor siempre se hallaba mezclado con el interés y el interés con el amor. Nadie había tranquilo o indiferente; todos pretendían medrar, gustar a alguien o perjudicarle. No se conocía ni el aburrimiento ni la inactividad, y el tiempo transcurría en regocijos e intrigas."
En siglos pasados era costumbre habitual entre los pudientes abrir sus posesiones a la intelectualidad de la época. Es lo que se conocía como salones literarios. Un aristócrata convocaba en su palacio a otros personajes de su clase y a aquéllos que brillaban en el mundo de las letras. Allí se recitaba poesía, se representaban obras teatrales y se realizaban lecturas dramatizadas, además de hablar de literatura. Generalmente, esta actividad se reservaba a las mujeres. Los maridos estaban muy atareados con sus conquistas extramatrimoniales y quiénes organizaban los salones eran sus esposas. Algunas de ellas adquirían así una importante cultura literaria y se atrevían a escribir sus propias obras que, en general, no desmerecían de las de sus colegas masculinos. El caso de Madame de Stäel a principios del siglo XIX es un excelente ejemplo. Pero antes de ella, ya había otras mujeres que desplegaron su creatividad literaria, como Madame de La Fayette.
Marie-Madeleine Piochet de la Vergne, condesa de La Fayette, más conocida con el nombre de Madame de La Fayette(1634 -1693) fue una escritora francesa y autora de La princesa de Cléves, obra que fue publicada de forma anónima. Nació en el seno de una familia de la pequeña nobleza, pero adinerada, que se movía en el entorno del (ahora famoso) Cardenal Richelieu. Estudió griego, latín e italiano durante su juventud. En 1655 contrajo matrimonio con François Motier, conde de La Fayette, y vivió con él en su finca de Auvernia hasta que éste la abandonó en 1660. Posteriormente se estableció en París y a partir de 1665 mantuvo una relación íntima con el famoso escritor François de la Rochefoucauld (autor de las Máximas).
“Las palabras más herméticas de un hombre que nos gusta nos producen mayores inquietudes que las abiertas declaraciones de un hombre que nos desagrada.”
“Todas mis resoluciones son inútiles; ayer pensaba lo mismo que hoy pienso, y hoy hago todo lo contrario de lo que decidí ayer.” ("La princesa de Cléves")
“Felizmente no me siento agitado por pasión alguna”
(“Meditaciones metafísicas”, Descartes)
La novela, además de contarnos esta romántica historia, nos describe el apasionante ambiente político de la Europa del siglo XVI. El ambiente de la corte, reyes/reinas, duques, condestables, gentilehombres, marqueses, amantes varios/as...y un largo etcétera completan la obra. Al principio de la novela nos pone en el contexto de la época, citando a unos y otros personajes , lo que puede llevar a perderse al lector. Para hacernos una idea de cómo era la vida en la corte:
"el amor siempre se hallaba mezclado con el interés y el interés con el amor. Nadie había tranquilo o indiferente; todos pretendían medrar, gustar a alguien o perjudicarle. No se conocía ni el aburrimiento ni la inactividad, y el tiempo transcurría en regocijos e intrigas."
En siglos pasados era costumbre habitual entre los pudientes abrir sus posesiones a la intelectualidad de la época. Es lo que se conocía como salones literarios. Un aristócrata convocaba en su palacio a otros personajes de su clase y a aquéllos que brillaban en el mundo de las letras. Allí se recitaba poesía, se representaban obras teatrales y se realizaban lecturas dramatizadas, además de hablar de literatura. Generalmente, esta actividad se reservaba a las mujeres. Los maridos estaban muy atareados con sus conquistas extramatrimoniales y quiénes organizaban los salones eran sus esposas. Algunas de ellas adquirían así una importante cultura literaria y se atrevían a escribir sus propias obras que, en general, no desmerecían de las de sus colegas masculinos. El caso de Madame de Stäel a principios del siglo XIX es un excelente ejemplo. Pero antes de ella, ya había otras mujeres que desplegaron su creatividad literaria, como Madame de La Fayette.
Marie-Madeleine Piochet de la Vergne, condesa de La Fayette, más conocida con el nombre de Madame de La Fayette(1634 -1693) fue una escritora francesa y autora de La princesa de Cléves, obra que fue publicada de forma anónima. Nació en el seno de una familia de la pequeña nobleza, pero adinerada, que se movía en el entorno del (ahora famoso) Cardenal Richelieu. Estudió griego, latín e italiano durante su juventud. En 1655 contrajo matrimonio con François Motier, conde de La Fayette, y vivió con él en su finca de Auvernia hasta que éste la abandonó en 1660. Posteriormente se estableció en París y a partir de 1665 mantuvo una relación íntima con el famoso escritor François de la Rochefoucauld (autor de las Máximas).
“Las palabras más herméticas de un hombre que nos gusta nos producen mayores inquietudes que las abiertas declaraciones de un hombre que nos desagrada.”
“Todas mis resoluciones son inútiles; ayer pensaba lo mismo que hoy pienso, y hoy hago todo lo contrario de lo que decidí ayer.” ("La princesa de Cléves")
“Felizmente no me siento agitado por pasión alguna”
(“Meditaciones metafísicas”, Descartes)
necesitho ell guiion es super urjente
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