2 de abril de 2010

Reginald, de Saki.

Saki, es el seudónimo literario de Hector Hugh Munro, escritor de origen escocés, nacido en Birmania en 1870 (actual Myanmar). Huérfano de niño se crió en Devon (Inglaterra), aunque la tradición familiar militar lo llevó en 1893 a alistarse en la Policía Militar de Birmania, pero un ataque de malaria le obligó a volver a Inglaterra, donde comenzó a escribir como articulista. Fue corresponsal en diversos países como Los Balcanes, Rusia, o Francia. Algunos de los adjetivos más utilizados para definir su estilo son: macabro, ácido y divertido, siendo un maestro en el arte de la sátira social. Los expertos dicen que Tom Sharpe y Roald Dahl, pueden considerarse discípulos suyos. Jorge Luis Borges, gran lector de Saki, decía que: "Saki da un tono de trivialidad a relatos cuya íntima trama es amarga y cruel. Esa delicadeza, esa levedad, esa ausencia de énfasis puede recordar las deliciosas comedias de Wilde." Entre sus obras destacan las colecciones de cuentos, cortos y siempre ingeniosos, publicados entre 1904 y 1914. Entre los más destacados encontramos Reginald, Reginald en Rusia, Las crónicas de Clovis, Cuando llegó William y Animales y más que animales.
Al estallar la primera guerra mundial se alistó en el ejército. Lo mató un francotirador en 1916, en acto de servicio.
En esta ocasión la Editorial Navona, recopila quince cuentos de Reginald, uno de los personajes más divertidos e incorrectos que ha creado la literatura. Un dandy provocativo y brutalmente sincero, que hace que se estremezca la alta sociedad británica. La traducción y el prólogo corren a cargo de José Luis Piquero, poeta y traductor natural de Mieres, el cual tiene un blog que no está nada mal y que os animo a visitar.
Hay una página dedicada al autor donde podemos encontrar una biografía más completa, así como algunos de sus cuentos.
Éste es el estilo de Saki.

“Ser ingenioso por la tarde revela que uno no tiene dónde comer esa noche.”

Poema de Reginald: “Madre, ¿iré todo simpático, a bailar e interrumpir el tráfico?

-Escándalo, mi querida Irene…¿Puedo llamarla Irene, verdad?
-No tengo noticia de que me haya tratado lo bastante para eso.
-La he tratado más de lo que habían hecho sus padrinos cuando se tomaron la libertad de llamarla por ese nombre. El escándalo es simplemente la compasiva concesión que el alegre hace al rutinario. Piense en cuantas vidas intachables son iluminadas por las llameantes indiscreciones de otros.

-A esas alturas mis nervios empezaban a perder amarras. Me encuentro atractivo cuando pierdo los estribos.

-La señora Babwold va revestida de una personalidad bastante solemne y no se sabe que haya sonreído nunca, ni siquiera diciendo cosas desagradables a sus amigas o haciendo la compra.

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