29 de febrero de 2016

Mad Men T7. El fin de una era

Sé acabó. La serie que me metió de lleno en la vida de Don Draper ha acabado. Estoy que no me lo acabo de creer. Siempre que termina una serie que te gusta mucho, a mí me pasa por lo menos, me siento un poco vacía. Aunque también es verdad, que en estos tiempos en los que cada día aparecen mil series, ese vacío es fácilmente reemplazable por otra serie.
Mad Men es Don Draper. Un exitoso hombre neoyorquino, ejecutivo de una empresa de publicidad que lo tiene todo. Éxito, dinero, mujeres.... pero le falta algo. Y ese algo es lo que determinará todo el desarrollo de la serie. ¿Qué le pasa a Don Draper que no es feliz? ¿Qué es lo que busca? La respuesta es sencilla, conocerse a sí mismo, hacer las paces consigo mismo. Empezar de nuevo.
El final de la serie me ha gustado mucho, creo que es muy coherente y sobretodo, muy al estilo Draper. Lo siento por Jon Hamm, pero siempre que le vea me acordaré de este personaje. No es Jon, por muchos personajes que haga en el futuro para desencasillarse. Esto es lo que pasa cuando un personaje está hecho a la medida del actor, actor que borda el personaje y que lo hace suyo.
Pero además de Don, hay otros secundarios de lujo. Tenemos a la voluptuosa Joan, a la creativa Peggy, a la ex-esposa Betty o al ambicioso Pitt, entre otros.
Cerrar una serie no es fácil, o que se lo digan a los guionistas de Peridos, y menos cuando además del personaje principal, tienes otros personajes secundarios que no puedes dejar de la mano del guionista de turno. Creo que todos se merecen ese final, sí señor. Me encantaría que siguiera la serie y que nos fuera contando cómo se desarrollan sus vidas.
Echaré de menos esa estética tan bien conseguida, esos inteligentes diálogos así como al  Don atormentado. La narración de esta serie es lenta y es esa lentitud la que nos une, la que nos hace meternos en las vidas de todos los personajes de la serie.
Para mí, una de las mejores series que he visto.
¡Gracias Matthew Weiner!

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