11 de marzo de 2012

Derecho de suelo

Derecho al suelo es un cómic guionizado y dibujado íntegramente por el francés Charles Masson y cuyo tema principal es la denuncia contra el colonialismo moderno en la isla francesa de Mayotte, perteneciente a las islas Comores.
Charles Masson (1968) es médico otorrinolaringólogo y reparte su tiempo entre la medicina y el mundo del cómic. Anteriormente publicó Sopa Fria (Diábolo, 2008) en donde relata los últimos días de un sin techo afectado de cáncer. Por tanto, los temas que elige Masson para sus cómics son esencialmente sociales que no dejarán indeferente a nadie. En Derecho al suelo cuenta en primera persona las vivencias e historias que ha visto en esta isla donde ha trabajado como médico. Al llegar a la isla se enamoró rápidamente de ésta y pensó en escribir un cómic optimista ensalzando la alegría de sus gentes, pobres pero alegres. Mayotte era la única isla de las Comores que era francesa, el resto de ellas no, así que había muchos sin papeles que acudían a esta isla, ya que podían acceder a la sanidad y los niños a las escuelas independiente de tener papeles o no. Pero esta situación de convivencia cambió radicalmente cuando en 2005 llegó Sarkozy al cargo del Ministerio del Interior Francés y decidió endurecer las leyes contra los sin papeles, por ello, se organizó una verdadera caza al ilegal.
En el cómic encontramos varios personajes desde ambos bandos, franceses afincados en la isla, habitantes oriundos de Mayotte e ilegales. Ante tales drásticas y crueles medidas, los ilegales tienen que buscarse la vida de diferentes e indignas maneras, ya que se trata de sobrevivir a toda costa. Un ejemplo lo tenemos en que los enfermos ilegales tenían que pagar 10 euros mientras las chicas se conformaban por cobrar cinco euros por practicar sexo oral. Es un cómic de mucha carga dramática y expresiva, en el que las tres últimas páginas finales son la columna vertebral del cómic.
Como defectos, el dibujo no es que sea de lo mejor, a veces se confunden los personajes por los trazos toscos y gruesos. También cabe mencionar su larguísima extensión, a mi gusto excesiva donde podrían haberse omitido muchas páginas.
Pero en general es un buen cómic que al final de la lectura nos dejará mal de sabor de boca al ver tan de cerca las historias y situaciones que se dan en esta isla, y por extensión, a todos aquellos lugares aquejados por el colonialismo.

El autor dice: "Me gustaría que no fuese un libro que se guarde en una estantería, pásalo. El objetivo no es recordar, sino ser activo. El mundo se construye cada mañana cuando nos levantamos. Por eso hay que cambiarlo un poquito todos los días para que funcione bien”

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