31 de enero de 2012

Diario de un hombre de éxito

Ernest Christopher Dowson nació en Londres en 1867 y treinta años después moriría en esta misma ciudad. Para muchos es un autor desconocido pero este interesante escritor fue famoso en su Inglaterra natal por pertenecer a esa serie de escritores decadentes y temperamentales. Era un dandy, como su gran amigo Oscar Wilde y un tema recurrente en su obra es el dolor de las ausencias que le provocaron la muerte y la ira. Un dato curioso es que en sus últimos años, los pasó mendigando y habitando prostíbulos lo que provocó que Scotland Yard creyera que fuera un posible sospechoso por los asesinatos de prostitutas acaecidos durante esa época, es decir, que era un sospechoso de ser el macabro Jack el Destripador (al final no era). La causa de su muerte no está clara, algunos dicen que fue víctima del alcoholismo y otros de la tuberculosis, asi que a saber. Sus padres también fueron bastante particulares, su padre murió por sobredosis de de hidrato de cloral (¿alguien me puede explicar en qué consiste esto de hidrato de cloral?) y su madre fue una suicida. Fue autor sobre todo de obras cortas y relatos. Es conocido un poema suyo "Non sum qualis eram bonae sub regno Cynarae", el cual estaba dirigido a una niña de 11 años (sin comentarios) de la cual estaba profundamente enamorado. Como todo hombre atormentado, esto también le salió mal y la niña, que se llamaba Adelaide, se casó con un sastre para colmo de males de Dowson. Este poema salió en la película "Lo que el viento se llevó" y es francamente bonito. En el relato Diario de un hombre de éxito describe su vuelta a la ciudad de Brujas tras más de veinte años de ausencia. Como bien dijo Ezra Pound, este título es totalmente irónico dada la trayectoria de Dowson. Hace años, el propio Dowson y su mejor amigo estaban enamorados de la misma mujer. Al final, este triángulo amoroso tenía que disolverse, por lo que la susodicha tendría que escoger a uno de los dos, pero como nada sale bien, al final una terrible equivocación hará que el destino tome las riendas de forma opuesta a la pensada incialmente. Es un relato corto que se lee muy bien y de escritura elegante, por lo que a mí me ha gustado mucho. Es un autor que merece la pena que sea rescatado del olvido. A continuación os pongo la última estrofa del poema que es la que más me ha gustado. NON SUM QUALIS ERAM BONAE SUB REGNO CYNARAE (última estrofa) Pedí más loca música y un vino más robusto, pero cuando en la fiesta las luces se extinguieron cayó tu sombra, Cynara, porque tuya es la noche; enfermo y sin consuelo por la vieja pasión, y hambriento por los labios de mi deseo, tuyos, te he sido fiel, Cynara, a mi manera.

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