26 de mayo de 2010

La gaviota

La gaviota es un relato corto escrito por el médico, dramaturgo y escritor ruso, Antón Chéjov (Taganrog,1860- Alemania, 1904). A Chéjov se le encuadra dentro de la corriente naturalista, la cual era un estilo literario más que artístico, basado en reproducir la realidad con gran objetividad en todos sus aspectos, tanto en los más sublimes como los más vulgares. Su máximo representante y teorizador fue el escritor Émile Zola que expuso esta teoría en el prólogo a su novela Thérèse Raquin. Pero vayamos a Chéjov. Nunca ejerció la medicina ya que tenía tuberculosis, enfermedad incurable en aquella época, así como al temprano éxito de sus relatos cortos. Algunas de las obras teatrales más famosas de Chéjov son Ivánov, Tío Vania, El jardín de los cerezos, Las tres hermanas o La gaviota, que seguidamente comentaré. El resto de su obra puede considerarse de relato corto o cuento, que es a lo que más se dedicó.
En gran medida, a él se debe el relato moderno en el que el efecto depende más del estado de ánimo y del simbolismo que del argumento. Sus narraciones, más que tener una resolución, son una exposición de impresiones e ideas. Algunos de los mejores relatos de Chéjov se incluyen en el libro publicado póstumamente Los veraneantes y otros cuentos (1910). Dentro del teatro ruso Chéjov desarrolló una nueva técnica dramática, que él llamó de “acción indirecta”. Para ello analizaba los detalles de interacción entre los personajes más que el argumento. En una obra de teatro de Chéjov muchos acontecimientos dramáticos importantes tienen lugar fuera de la escena y lo que se deja sin decir muchas veces es más importante que las ideas y sentimientos expresados. Algunas de sus obras fueron inicialmente rechazadas en Moscú, pero su técnica fue adaptada por numerosos escritores posteriores.
La gaviota es una comedia, aunque yo lo llamaría drama-comedia, escrita en 1896 y dividida en cuatro actos. Se centra en los conflictos románticos y artísticos entre cuatro personajes: La ingenua Nina, la anteriormente gloriosa actriz Irina Arkádina, el dramaturgo experimental Konstantín Tréplev, hijo de Irina, y el famoso escritor Trigorin. Éstos son los nombres fáciles, ya que los originales son prácticamente ilegibles, por lo menos complicados. El tema central de la obra reside en las diferentes formas que puede asumir la función creadora y en la actitud del hombre como sujeto de esa creación. Cada uno de los personajes tiene una visión al respecto, además de tratar los conflictos personales que se traen entre ellos. Antes del desenlace final Tréplev afirma: "Sí, me estoy convenciendo cada vez más que no es cuestión de formas viejas o nuevas, sino de escribir sin pensar en ninguna forma, escribir porque fluye libremente del alma". Todos los personajes de Chéjov están muy cuidados en sus aspectos psicológicos, mostrando grandes y pequeños rasgos de cada personalidad.
En la Blibioteca Virtual Miguel de Cervantes encontramos innumerables obras para leer de manera virtual de Chéjov, así como de otros muchos autores.


Masha: ¡Soy tan desgraciada!¡Nadie, nadie puede imaginarse cómo sufro!
Dorn: ¡Qué locos están todos! ¡Qué locos! Y ¡cuánto amor!..Es el lago que está embrujado.

Trauma de Trigorin, escritor ya consagrado:
“Yo soy el principal obstáculo para mi tranquilidad. Siento que estoy devorando mi propia vida, pues, para conseguir la miel que luego entrego a unos pocos de los seres que pueblan el espacio, he de recoger antes el polen de mis mejores flores, privándolas de él para siempre, destrozándolas y pisoteando sus raíces…¿Acaso estoy loco?¿Cree usted que la actitud de mis amigos y allegados para conmigo es la que se tiene con una persona normal? “¿Qué está escribiendo ahora? ¿Qué nueva sorpresa nos depara?” ¡Siempre lo mismo, lo mismo!...Hasta que llega a parecerme que tratan de engañarme como si se tratara de un loco"

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