17 de febrero de 2010

Guy de Maupassant

Guy de Maupassant fue un pionero en cuestión de retratar lo desconocido, el miedo, la locura, la desesperación humana, en definitiva el terror humano, a través de sus innumerables relatos cortos. Maupasant, cuyo nombre completo era Henry René Albert Guy de Maupassant (1850- 1893), fue un escritor francés reconocido sobre todo, como ya he mencionado antes, por los relatos en donde lo sobrenatural es el epicentro de todas las tramas. Muchos le consideran un maestro en la materia, a la misma altura que el mismísimo Edgar Allan Poe. Durante su juventud fue miembro de un grupo literario surgido en torno al célebre novelista Gustave Flaubert, que era íntimo amigo de la familia. Fue el propio Flaubert quien formó a Maupassant en el arte de la creación literaria. La primera obra importante de Maupassant fue el relato breve Bola de sebo, el cual se convirtió en todo un éxito. En los 13 años siguientes escribió más de doscientos relatos, entre los que destacan Mademoiselle Fifi y El miedo. La obra de Maupassant se caracteriza por sus variaciones sobre el tema de la crueldad humana, su realismo y su estilo sencillo. Maupassant es también autor de tres colecciones de viajes y seis novelas: Una vida, que narra la enternecedora historia de las desventuras de una mujer casada; Bel Ami, basada en el personaje de un periodista sin escrúpulos; Los dos hermanos, La mano izquierda y Nuestro corazón. A lo largo de su vida literaria, escribió bajo varios pseudónimos, y colaboró en varios periódicos de la época retratando la actualidad. En la siguiente página se pueden descargar todos los cuentos del autor de manera muy fácil. Asimismo, existe un blog dedicado exclusivamente a Maupassant, en donde se podrán encontrar sus escritos, disursos y colaboraciones, así como diversos documentos que ayudan a comprender mejor la figura del autor. La muerte de Maupassant parece sacada de uno de sus cuentos. La noche del 1 de enero de 1892, intentó tres veces abrirse la garganta con un cortaplumas de metal. Sus amigos lo trasladaron a París; allí fue internado en la clínica del doctor Blanche, donde moriría al cabo de dieciocho meses, periódo que transcurrió en una incosnciencia casi total, aunque con periódicas crisis violentas que obligaban a los enfermeros a ponerle la camisa de fuerza. 

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  “Mi querido amigo, ¿no entiendes nada?. Lo concibo. ¿Crees que me volví loco? Acaso lo esté un poco, pero no por las razones que supones. Sí. Me caso. Ahí tienes. Y sin embargo mis ideas y convicciones no han cambiado. Considero una tontería el ayuntamiento legal. Y sin embargo me caso." ("Él") “¡Qué débil es nuestra cabeza, y cómo se espanta, y se extraña en seguida, en cuanto una menudencia incomprensible nos impresiona!” ("El Horla")

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